Diálogo
Las ochos estrellas de la bandera, la samba-carroza con la figura de Simón Bolívar, el ataque al gobernador del Zulia, los planes de invasión de los Estados Unidos y todos los temas que faltan por abordar, como parte de la creatividad de la mesa estratégica y situacional de Miraflores; no es otra cosa que elementos de distracción política, ya que una de las debilidades de muchos factores de la oposición es la susceptibilidad ante las provocaciones del presidente y de su equipo. Centrarse en la realidad, es avaluar constantemente el problema de la delincuencia, el desempleo, la pobreza, la corrupción y tantos temas que representan las angustias de todos los ciudadanos.
Estar en sintonía con la realidad, es manejar un discurso y una propuesta que analice las causas de los problemas en nuestra sociedad, más allá de las contradicciones entre las cúpulas del gobierno y la oposición. Recordemos que luego de la ruptura política-ideológica con el bipartidismo (desde febrero de 1989), la población ha explorado nuevos paradigmas o modelos de gobiernos, con respaldos a nuevas figuras o propuestas; de allí los fenómenos electorales de la Causa R, Convergencia, Irene Sáez y posteriormente Hugo Chávez. Esto debe llevarnos ha plantéanos un modelo de gobierno que conjugue la democracia y el nacionalismo, con una actitud revolucionaria para llevar a cabo las transformaciones que debemos realizar en la sociedad.
El hecho que la oposición tenga un 84% de rechazo en los venezolanos, y que el 57% no se sienta satisfecha con el gobierno de Hugo Chávez, nos demuestra que el mundo político no está llegando a los deseos y necesidades del ciudadano común. El país no aguanta más discursos meramente agitativos (de opositores u oficialistas), mientras que los problemas ya señalados, siguen afectándolo; siendo esta la principal causa para que la población desilusionada (mal llamados NI-NI), se aleje de los dos extremos. Ha quedado demostrado que la polarización o conflictividad política, ha beneficiado al gobierno, ya que le permite manejar el discurso que la lucha la representan las cúpulas del pasado y ellos; mientras que del lado de la Venezuela que no comparte la manera de gobernar del presidente, se le limita el espacio a liderazgos o proyectos políticos que tienen mucho que ofrecerle a los ciudadanos.
Debemos seguir en la lucha para que el CNE garantice unas elecciones transparentes, pero también tenemos que desarrollar debates profundos sobre los cambios que reclama la gente, de otra manera, la salida del presidente actual puede significar la alegría momentánea de unos y la tristeza de otros; creando condiciones para un tsunami social. No basta que los sustitutos de este gobierno se esfuercen por ser simpáticos o señalar lo que la gente quiere oír; sí de verdad no hay un compromiso con los deseos y necesidades de la población.
Lic. Gilberto Román
Economista
E-mail: groman@cantv.net
Las ochos estrellas de la bandera, la samba-carroza con la figura de Simón Bolívar, el ataque al gobernador del Zulia, los planes de invasión de los Estados Unidos y todos los temas que faltan por abordar, como parte de la creatividad de la mesa estratégica y situacional de Miraflores; no es otra cosa que elementos de distracción política, ya que una de las debilidades de muchos factores de la oposición es la susceptibilidad ante las provocaciones del presidente y de su equipo. Centrarse en la realidad, es avaluar constantemente el problema de la delincuencia, el desempleo, la pobreza, la corrupción y tantos temas que representan las angustias de todos los ciudadanos.
Estar en sintonía con la realidad, es manejar un discurso y una propuesta que analice las causas de los problemas en nuestra sociedad, más allá de las contradicciones entre las cúpulas del gobierno y la oposición. Recordemos que luego de la ruptura política-ideológica con el bipartidismo (desde febrero de 1989), la población ha explorado nuevos paradigmas o modelos de gobiernos, con respaldos a nuevas figuras o propuestas; de allí los fenómenos electorales de la Causa R, Convergencia, Irene Sáez y posteriormente Hugo Chávez. Esto debe llevarnos ha plantéanos un modelo de gobierno que conjugue la democracia y el nacionalismo, con una actitud revolucionaria para llevar a cabo las transformaciones que debemos realizar en la sociedad.
El hecho que la oposición tenga un 84% de rechazo en los venezolanos, y que el 57% no se sienta satisfecha con el gobierno de Hugo Chávez, nos demuestra que el mundo político no está llegando a los deseos y necesidades del ciudadano común. El país no aguanta más discursos meramente agitativos (de opositores u oficialistas), mientras que los problemas ya señalados, siguen afectándolo; siendo esta la principal causa para que la población desilusionada (mal llamados NI-NI), se aleje de los dos extremos. Ha quedado demostrado que la polarización o conflictividad política, ha beneficiado al gobierno, ya que le permite manejar el discurso que la lucha la representan las cúpulas del pasado y ellos; mientras que del lado de la Venezuela que no comparte la manera de gobernar del presidente, se le limita el espacio a liderazgos o proyectos políticos que tienen mucho que ofrecerle a los ciudadanos.
Debemos seguir en la lucha para que el CNE garantice unas elecciones transparentes, pero también tenemos que desarrollar debates profundos sobre los cambios que reclama la gente, de otra manera, la salida del presidente actual puede significar la alegría momentánea de unos y la tristeza de otros; creando condiciones para un tsunami social. No basta que los sustitutos de este gobierno se esfuercen por ser simpáticos o señalar lo que la gente quiere oír; sí de verdad no hay un compromiso con los deseos y necesidades de la población.
Lic. Gilberto Román
Economista
E-mail: groman@cantv.net
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