viernes, junio 01, 2007

Las balas de plata

100 mil fusiles Kalasnikov cada uno se adquirido por 186,22 dólares, mientras que el costo estimado de un avión Su-30 (Sukhoi) sería entre 35 y 40 millones de dólares y la compra a Rusia 15 helicópteros artillados, ocho de ellos con capacidad para 200 personas, su precio promedio de 13,8 millones de dólares. Al sumar todo estos gastos, estaríamos hablando de una cifra extraordinaria, con la cual podríamos resolver muchos problemas sociales de nuestra población; pero como todo gobierno con características militaristas, los gastos en asuntos militares, siempre están por encima de cualquier necesidad de la ciudadanía.

Guerra y pobreza, son elementos inseparables que atraviesan cada uno de los países en los que se desarrollan los conflictos bélicos. No es casual que los distintos lugares donde se asientan las guerras sean los que presentan las mayores miserias. Los intereses por dominar los recursos naturales y energéticos son el verdadero motor de las confrontaciones. La abundancia de recursos naturales que existe en ciertos territorios, lejos de ser explotada en beneficio de la población, motiva y financia la mayoría de los conflictos.

Si hiciéramos un mapa localizando a países desarrollados y subdesarrollados, veríamos que los que venden armamentos y generan los conflictos están en el primer grupo, mientras que la gran mayoría que los compra en el segundo. Evidentemente, mientras se gastan abundantes riquezas para acumular nuevas armas, no es posible ofrecer una solución apropiada al problema de la pobreza.

Nuevamente debo señalar que el problema de Venezuela, no es económico; la mezcla de la corrupción, la ineficiencia y la utilización de recursos en cosas que no son prioritarias, han imposibilitado aprovechar al máximo las riquezas que poseemos. Mientras que en las calles presenciamos niños, ancianos y jóvenes convertidos en mendigos, dado la falta de una seguridad social integral; el desempleo sigue afectando a millones de hogares y la dependencia alimentaria de la importación, el gobierno desarrolla gastos militares a unos niveles jamás vistos en nuestro país.

En 2003 el mundo gastó más de 900 mil millones de dólares en gastos militares, de los que casi el 50% del total fue la contribución de los EE.UU. Si se redujera cada año el 10% del gasto militar mundial, o el 20% del gasto militar USA, los Objetivos del Desarrollo del Milenio quedarían totalmente cubiertos. Irónicamente este gobierno, vive cuestionando el armamentismo de los norteamericanos, sin embargo reproduce las mismas prácticas, que aun cuando es en una escala menor, no deja de ser significante según nuestra realidad.

Una de mis grandes preocupaciones, es que ante la perversidad de los gobernantes, de no resolver las necesidades de la población, como el empleo estable, la seguridad personal y social, el poder adquisitivo, buenos hospitales, etc.; puedan utilizar al igual que los militares Argentinos, una confrontación fuera de nuestras fronteras, para distraernos y lograr unir a los venezolanos en torno de un manipulada guerra anti-imperialista o nacionalista.

Lic. Gilberto Román
Economista
Web: www.dialogo.ya.st

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