lunes, julio 24, 2006

Decepciones colectivas

“El conocimiento es el antídoto contra el miedo” Ralph Waldo Emerson.

Revisar la historia y aprender de ella, es una tarea que no debemos abandonar jamás. Recordemos que Adolfo Hitler fue elegido democráticamente ante las urnas con mayoría absoluta y como jefe del Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores estableciendo un régimen nacional-socialista en el que recibió el título de Führer (caudillo, líder o guía). Era un orador carismático, al punto de ser considerado como uno de los líderes más influyentes, lamentablemente también el más cruel de la historia de la humanidad. Fue el autor intelectual de uno de los genocidios más grandes de la historia al enviar a seis millones de personas a la muerte. El sistema industrial-militar que instauró en Alemania y su ambición de controlar gran parte de Europa; terminó siendo la razón de la destrucción del régimen nazi.

Situación similar le toco vivir a los italianos con Benito Mussolini o a los españoles, cuando Francisco Franco comandó un golpe militar fascista para derrocar al Gobierno republicano electo democráticamente e instaurar una dictadura sangrienta y feroz que duró 40 años, durante los cuales se dedicó a exterminar sistemáticamente a todos sus adversarios. Estas experiencias nos demuestran que el militarismo o el fascismo, son sistemas de gobierno que tienen afinidad, puesto que prevalece el interés o las posiciones de “El Mesías” y no el del colectivo, incluyendo a los de sus propios seguidores.

No basta contar con un presidente dotado de cualidades en la oratoria que constantemente refleje nuestras calamidades como lo son; la pobreza, la delincuencia, la exclusión social o los malos gobiernos del pasado; sino cumple las cosas que ofrece, y no dedica su tiempo a la gerencia en función de chequear permanentemente y hacer cumplir los planes del gobierno, a la vez de dejar de ser un factor en la división y confrontación entre los venezolanos. El país no aspiraba la sustitución de unos corruptos e incapaces, por otros; mucho menos un régimen que niega la transparencia electoral, de manera que los ciudadanos puedan sustituir a sus gobernantes cuando ellos lo consideren.

Quiero un gobierno verdaderamente revolucionario, democrático y nacionalista; no lideres que escudan su mala gestión y el mal manejo del dinero de todos, con diatribas constantes, tanto en el ámbito nacional como internacional. La república posee reservas económicas, naturales, intelectuales y morales para lograr el bienestar del colectivo; se equivocan todos aquellos que creen que detendrán el deseo de la población de un cambio real, sin necesidad de regresar al pasado.

La juventud merece todo nuestro esfuerzo en despejar las espinas del camino a transitar, el miedo no debe detenernos, y la ambición no debe hacernos cómplices. Recordemos que nuestra generación esta comprometida con el presente y el futuro no nos pertenece.

Lic. Gilberto Román
Economista
Web: www.dialogo.ya.st
23-06-06

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