Diálogo 27-10-2006
El debate entre personas, grupos o ideologías de opiniones distintas y aparentemente irreconciliables, es algo que debería ser visto como parte de la búsqueda de la comprensión mutua entre los seres humanos. Lamentablemente en nuestro país y en el estado Anzoátegui en particular, no existe cultura del diálogo y del debate de ideas. Al punto que la guerra sucia, el enfrentamiento, la retaliación y una serie de deformaciones del comportamiento entre seres racionales, ha ido tomando cuerpo. El deber ser nos indica que el modo de ejercer la autoridad en un estado, en una sociedad o el comportamiento prudente y hábil para conseguir un determinado fin (en este caso común), determina la calidad de la dirigencia política. El debate parece relegarse solo al momento del interés electoral, pero debería estar presente en cada día y tema que nos roce como vecinos.
Según la definición de sociedad, es la agrupación de individuos con el fin de cumplir, mediante la mutua cooperación, todos o alguno de los fines de la vida y así compartir el beneficio que pueda resultar de ello. De allí que estamos obligados por nuestra naturaleza de seres sociales, a la interrelación permanente; sobre todo en un país como el nuestro donde los males como la inseguridad, el mal funcionamiento de los servicios públicos, el desempleo, la corrupción o la pobreza, es un denominador común entre los ciudadanos que tenemos visiones ideológicas diferentes.
Lo anteriormente señalado, nos demuestra que los venezolanos debemos cambiar los hábitos o actitudes asumidas para abordar los asuntos públicos, no es posible que existan personas dedicadas exclusivamente a criticar a su oponente político, o gobernantes que tratan de tapar las verdades que alguien pueda esgrimir a través de algunas denuncias, señalándolas de tendenciosas y hasta de desestabilización, sencillamente para evadir su responsabilidad en el buen manejo de la cosa pública. Sobre todo cuando analizamos que el principal empleador y benefactor en el país, lo representa el Estado Venezolano, por lo tanto, si mentes perversas, manipuladoras o politiqueras sustentan el poder (al nivel que sea), pueden incidir en la totalidad de nuestra sociedad.
Los partidos políticos deben debatir sobre el perfil de las candidaturas que pondrán en el escenario electoral, para evitar que individuos incapaces sean los que asuman los cargos públicos; los gobernantes deberían evaluar y asumir con humildad las criticas que se realicen a su gestión; deberían convocar a mesas de trabajo, para debatir posibles soluciones a los graves problemas que nos aquejan, ya que existen personas que poseen proyectos factibles de aplicar independientemente de las diferencias políticas o ideológicas.
En Anzoátegui existen todas las condiciones para logar avances significativos y ser un ejemplo para todo el país, somos una Venezuela chiquita; para ello debemos cambiar la dirigencia actual.
Lic. Gilberto Román
Economista
Web: dialogo.ya.st
El debate entre personas, grupos o ideologías de opiniones distintas y aparentemente irreconciliables, es algo que debería ser visto como parte de la búsqueda de la comprensión mutua entre los seres humanos. Lamentablemente en nuestro país y en el estado Anzoátegui en particular, no existe cultura del diálogo y del debate de ideas. Al punto que la guerra sucia, el enfrentamiento, la retaliación y una serie de deformaciones del comportamiento entre seres racionales, ha ido tomando cuerpo. El deber ser nos indica que el modo de ejercer la autoridad en un estado, en una sociedad o el comportamiento prudente y hábil para conseguir un determinado fin (en este caso común), determina la calidad de la dirigencia política. El debate parece relegarse solo al momento del interés electoral, pero debería estar presente en cada día y tema que nos roce como vecinos.
Según la definición de sociedad, es la agrupación de individuos con el fin de cumplir, mediante la mutua cooperación, todos o alguno de los fines de la vida y así compartir el beneficio que pueda resultar de ello. De allí que estamos obligados por nuestra naturaleza de seres sociales, a la interrelación permanente; sobre todo en un país como el nuestro donde los males como la inseguridad, el mal funcionamiento de los servicios públicos, el desempleo, la corrupción o la pobreza, es un denominador común entre los ciudadanos que tenemos visiones ideológicas diferentes.
Lo anteriormente señalado, nos demuestra que los venezolanos debemos cambiar los hábitos o actitudes asumidas para abordar los asuntos públicos, no es posible que existan personas dedicadas exclusivamente a criticar a su oponente político, o gobernantes que tratan de tapar las verdades que alguien pueda esgrimir a través de algunas denuncias, señalándolas de tendenciosas y hasta de desestabilización, sencillamente para evadir su responsabilidad en el buen manejo de la cosa pública. Sobre todo cuando analizamos que el principal empleador y benefactor en el país, lo representa el Estado Venezolano, por lo tanto, si mentes perversas, manipuladoras o politiqueras sustentan el poder (al nivel que sea), pueden incidir en la totalidad de nuestra sociedad.
Los partidos políticos deben debatir sobre el perfil de las candidaturas que pondrán en el escenario electoral, para evitar que individuos incapaces sean los que asuman los cargos públicos; los gobernantes deberían evaluar y asumir con humildad las criticas que se realicen a su gestión; deberían convocar a mesas de trabajo, para debatir posibles soluciones a los graves problemas que nos aquejan, ya que existen personas que poseen proyectos factibles de aplicar independientemente de las diferencias políticas o ideológicas.
En Anzoátegui existen todas las condiciones para logar avances significativos y ser un ejemplo para todo el país, somos una Venezuela chiquita; para ello debemos cambiar la dirigencia actual.
Lic. Gilberto Román
Economista
Web: dialogo.ya.st
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