martes, octubre 17, 2006

Desabridos y amargos

Diálogo


Hoy tomé el café sin azúcar, no había, quizá sea bueno conocer ¿Por qué? esta amargura.

Mientras que en varios países del planeta, las bajas temperaturas, guerras permanentes, carencia de agua dulce y terrenos poco fértiles (entre ellos los desiertos); son causas que pueden justificar su precario desarrollo agrícola. Los gobernantes que hasta ahora hemos tenido, no tienen justificación alguna, de la vergonzosa dependencia alimentaría que tienen nuestros ciudadanos de otras naciones. En Canadá y Europa envidian nuestra condición de país tropical; Venezuela tiene las condiciones demográficas, climáticas, hidrológicas, geográficas y geológicas para convertirse en una potencia agropecuaria.

La deformación del aparato productivo y la alta concentración poblacional en la zona norte costera, tiene su raíz, en el carácter monoproductor del país, debido a la jerarquización dada a la renta petrolera. Una verdadera revolución económica, tendría implícito la diversificación de la economía; haciendo énfasis en la producción agrícola; por un lado eliminando el latifundio (incluyendo el del Estado); pero realizando una amplia alianza con pequeños, medianos y grandes productores agrícolas, utilizando tecnologías y maquinarias que permitan el desarrollo de siembras en gran escala y en varios meses del año.

Mientras que el 60% de todos los productos agrícolas de nuestra dieta diaria vienen de fuera; Venezuela ha entrado al MERCOSUR, donde la mayoría de los países miembros tienen una producción agrícola superior al nuestro, tal es el caso de Brasil, donde el 44% de sus exportaciones provienen de la agricultura. Para colmo, la corrupción y la incapacidad gubernamental se pusieron de manifiesto a la hora de cristalizar los planes para aumentar la capacidad de siembra; mientras que el 37% de la azúcar que consumimos es importada, se desató la corrupción “azucarada” del central Ezequiel Zamora.

La mayoría de los venezolanos compartimos la idea de solucionar el problema de la tenencia de la tierra, ya que el latifundio es una de las perversidades que arrastramos del pasado, pero no es posible que el estimulo de invasión a fincas por parte de campesinos pobres, sea el método para solucionar dicha situación, o es que en el fondo es una cortina de humo para desviar la atención al fracaso de este gobierno de resolver en sus 8 años, la falta de autoabastecernos agrícolamente.

La soberanía alimentaría es un objetivo indispensable para el desarrollo de nuestra nación, más aun cuando se establecen acuerdos de libre comercio con el MERCOSUR. Resulta contradictorio que la cúpula del gobierno dedique tanto tiempo en hablar de “soberanía”, siendo que siguen privilegiando la dependencia del mercado mundial y desequilibrando el aparato productivo dando baja capacidad de respuesta a las necesidades de la población. Este desabrido y amargo gobierno perdió la dulce esperanza y respaldo que muchos albergaron en él.

Lic. Gilberto Román
Economista
Web: dialogo.ya.st

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