martes, octubre 17, 2006

Otra masacre más…

Diálogo



Que desgracia, cuando la fama de la maldad e injusticia nos descata, que vergüenza para la memoria de nuestros niños y del mundo. Nuevamente nuestro país recorre las noticias internacionales por brutalidad militar o policial; el 4 de octubre de 1982 se produjo la masacre en Cantaura, el 8 de mayo de 1986 fue en Yumare, el 29 de octubre de 1988 le tocó a El Amparo, en la noche del 27 de junio de 2005 se produce la masacre de Kennedy; pero ahora son los mineros de la Paragua del estado Bolívar. En cada uno de estos sucesos, se manejó la tesis del enfrentamiento, algunos para justificar la acción y otros para tratar de encubrir a sus compañeros de armas.

Entre las masacres cometidas en Venezuela también debemos destacar, la respuesta de la Fuerza Armada Nacional al sacudón social de nuestra población durante los sucesos del 27 de febrero de 1989; donde desde el alto gobierno se trato de justificar de un mil maneras, “lo correcto de la aplicación del Plan Ávila”, el cual consiste en la utilización de los jóvenes soldados para contener la insubordinación de la población, cuando esta supera la capacidad de contención de las policías y de la Guardia Nacional. Con este recuento, busco reflejar que no ha existido un cambio en las actitudes de complicidad entre los funcionarios públicos, bien por aquello que dice “entre bomberos no debemos pisarnos la manguera” o motivados por algún interés político.

Indudablemente que una de las características mas resaltante del actual gobierno, es que la estructura gubernamental principalmente está ocupada por militares; significando una de las razones para que hoy en día, la Fuerza Armada Nacional haya perdido la credibilidad que en el pasado poseían. Si a las denuncias de corrupción por el Plan Bolívar 2000, el Central Azucarero Ezequiel Zamora, el contrabando de gasolina en la frontera y tantas cosas donde se han señalado a funcionarios militares vinculados al régimen; se agrega el señalamiento de complicidad entre “camaradas militares”, le presagio a nuestra FAN un deterioro cada vez más acelerado de su imagen. Cuestión que lamentaría en el alma, puesto que en el pasado, el sueño de muchos niños fue graduarse en nuestra academia militar como oficial de alguno de los componentes que la integran y en la actualidad he llegado a escuchar, que si deseas obtener dinero rápido, hay que ser un oficial obediente al régimen por encima de cualquier valor moral o ético.

La masacre de La Paragua, viene a significar una prueba de fuego para que los oficiales institucionalitas e identificados con los intereses del país y su población en primer termino; exijan: castigo ejemplarizante contra los asesinos; la eliminación del Plan Ávila de los planes operativos de la FAN por significar una aberración, respeto a la actual Constitución Nacional para acatar los tratados firmados por el país en asuntos relacionados con los derechos humanos.

Lic. Gilberto Román
Economista
Web: www.dialogo.ya.st

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