martes, octubre 17, 2006

El reloj social

Diálogo




No se trata de segundos o minutos, sino de un proceso de maduración colectivo que tiene su propio tic-tac, y cuando llega la hora del pueblo ni el mejor relojero la puede detener.

El miedo, la rabia y la tristeza son emociones que han estado presente en un importante sector de la población desde el mismo momento en que el actual gobierno entró en crisis política, debido a la gran perdida de expectativas de los venezolanos; ya que desde el 1999 se realizaron varias elecciones (incluyendo la constituyente) y paralelamente a ello el proceso de deterioro en la calidad de vida se agudizó. Situación que motivó al alto gobierno a desarrollar chantajes, amenazas y ciertas medidas judiciales, orientadas a obligar y someternos a su idea de cambio ideológico.

“Tanto va el cántaro al pozo, hasta que se rompe”: Es una expresión popular o una manera de reflejar la filosofía asimilada por sus luchas o vivencias. Las amenazas de un gobierno que adquiere cada día, características de autocracia, ha despertado en los ciudadanos la necesidad de la lucha; dándose así la reversión en los planes del régimen, puesto que no logró someter a los venezolanos, quienes a diferencia de Cuba, sí protesta y exige soluciones a sus problemas sociales y económicos; además de revivir su deseo por un cambio en el poder político.

La inseguridad, la pobreza, el desempleo, funcionarios corruptos e incapaces y el mal estado de los servicios públicos; es una realidad que ha servido para que el miedo, la rabia o la tristeza, sean sustituidas por la necesidad de organización popular, la reflexión y el reto de no ser vencidos en su intención de lograr el cambio anhelado. El 47% de los mal llamados NI-NI (desilusionados de los gobernantes del pasado y el presente), evidencia que la población busca la sustitución de este régimen, por algo que no sea aparente, sino que este en correspondencia con un sistema verdaderamente democrático, basado en la igualdad de oportunidades para todos, que garanticé plenas libertades políticas (sin exclusión de ningún tipo) y donde las instituciones funcionen autónomamente y resuelvan los problemas del ciudadano en forma efectiva.

El reloj social no se pela, se le da cuerda día tras día, llegó la hora de dar un paso al frente. El 85% de los ciudadanos consideran importantes a los partidos políticos en un sistema democrático; pero el 65% no cree en la dirigencia que gerencia estas estructuras, de allí que debemos organizarnos en nuevas organizaciones nacionales o regionales, las cuales se ajusten a los deseos y necesidades del soberano. Hoy más que nunca requerimos de líderes que pregonen el diálogo, que tengan trayectoria y compromiso con las causas sociales, siendo la capacidad de gerencia la virtud que no deba faltar en ellos.

Anzoátegui es un ejemplo resumido de todos los desaciertos e imposiciones del gobierno central, nuestros pésimos gobernadores, diputados, alcaldes y concejales así lo demuestran.

Lic. Gilberto Román
Economista
Web: www.dialogo.ya.st

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