martes, octubre 17, 2006

Nuestros muertos

Diálogo


El rechazo mundial que ha recibido la respuesta desproporcionada de Israel al Líbano, con un bombardeó a la población civil que no está relacionada con los grupos terro-extremistas que secuestraron a los dos soldados, quedará marcado en las historia de la humanidad. Sin embargo, debo resaltar mi indignación cuando los funcionarios inmorales del gobierno nacional y regional, dedican tiempo y recursos para realizar marchas, declaraciones y sendos debates en aras de endorsarle la responsabilidad de dicho conflicto, al gobierno de EE.UU., mientras que en Venezuela tenemos una guerra asimétrica no declarada, producto de los asesinatos de ciudadanos por el hampa, mientras el gobierno bien gracias.

La matanza de niños, ancianos, mujeres y civiles indefensos en el Líbano, tiene el mismo impacto que la matanza diaria de venezolanos en manos de la delincuencia, puesto que se trata de seres humanos con el mismo derecho a la vida. Pero los dirigentes que hoy gobiernan, prefieren sacarle provecho político al bombardeo, para pasarle factura al gobierno norteamericano; cuando tendrían que dedicarse a resolver los problemas económicos, sociales y morales que vive la república. La delincuencia es un fenómeno social que merece un profundo análisis, ya que está revestido de varios factores que involucran la formación familiar, los programas de prevención del delito, la calidad de los funcionarios policiales, el uso del tiempo libre de los niños y adolescentes, la pobreza, la corrupción. el desempleo y hasta los ejemplos morales de nuestros gobernantes.

Ya basta que los gobernantes sigan tratando de ocultar su fracaso en resolver problemas como la inseguridad, el desempleo y la corrupción. De los 193 países que integran el planeta, Venezuela ocupa el puesto número 13 en las estadísticas de mayor criminalidad; siendo superada por naciones como Ruanda, Namibia, Honduras, El Salvador y Guatemala. En el 1990 hubo 2.474 homicidios en el país, mientras que en el 2000 se ubicó en 8.022 homicidios y en 2005 más de 9.500; esto tendría que ser una razón de peso para atacar las causas de este mal social que ha enlutando a miles de familias. Además de causar un daño emocional, viene significando la razón para que muchos hogares sucumban en la pobreza, puesto que entre los asesinados por el hampa, en su mayoría son aportantes y sostén económico del hogar.

Ante esta situación y en vista que el 84% de los niños y jóvenes entre 6 a 16 años hacen vida en algún colegio o liceo (públicos y privados), insisto que debemos convertir estas instalaciones educativas, en epicentros para el desarrollo de planes de prevención del delito, ya que existe una conducta reflejada en las personas que viven un proceso de degeneración hacia la delincuencia, tales como: Actitudes corporales, gestos, acciones y lenguaje que fácilmente puede ser detectadas desde el centro educativo, para atender al joven y a su familia a tiempo.

Lic. Gilberto Román
Economista
Web: dialogo.ya.st

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