Diálogo 09-12-2005
“Todos nuestros enemigos son mortales." Paúl Valery
Creer que la configuración del nuevo liderazgo para nuestra sociedad, se logrará con el sencillo hecho de cazar las fallas o deficiencias del gobierno y señalarlas a los cuatros vientos; es asumir una posición mecánica y desubicada, ya que la estrepitosa caída de la popularidad del presidente, no significa que esa masa descontenta se traslade automáticamente a favor de los críticos del gobierno.
La concreción de un plan político no puede medirse por sus victorias parciales o circunstanciales; indudablemente que la escasa votación que obtuvo el gobierno en las ultimas elecciones, representa una razón de moralización o entusiasmo para la población que considera que en el referéndum presidencial existió trampa; pero hay que saber diferenciar este hecho con el liderazgo que debemos construir; lo que implica una vinculación e identificación de los anhelos de los sectores populares, que comprenden el 83% de los venezolanos.
Recordemos que la debacle de Carlos Andrés Pérez y del bipartidismo, comenzó porque el 74% de la población y el 38% de las bases de AD y COPEI rechazaban su paquete de medidas económicas; hoy en día tenemos un gobierno que lleva 7 años en el poder, pero las medidas compensatorias (las becas de las misiones) no solventan el crecimiento de la pobreza, las cooperativas o proyectos endogenos no logran satisfacer la demanda de empleos, la corrupción es el pan nuestro de cada día y la delincuencia es la principal angustia de los ciudadanos.
Ante el cuadro descrito, la polarización (conflictividad política) y la posibilidad de un nuevo referéndum para la reforma de la constitución, significará nuevas distracciones para evitar el debate en torno a los problemas sociales (su principal debilidad). Esto implica no solo el activismo político de parte de los adversarios al gobierno, sino efectividad para lograr un reacomodo social, ya que los humildes vecinos que se desprenden del oficialismo, aspiran no solo escuchar criticas del régimen, sino soluciones a sus graves problemas, puesto que desde el conocido viernes negro (devaluación de un 74% de nuestra moneda el 18/02/1983) su perdida de calidad de vida ha sido constante.
Crear instancias de coordinación de dirigentes políticos no es la tarea prioritaria; hay que dotar al movimiento popular (entendiendo su heterogeneidad) de una plataforma de lucha que aborde sus reivindicaciones concretas y el problema social combinarlo con la lucha política. Hacer críticas al oficialismo sin presentar alternativas o soluciones a los problemas del pueblo, mantendría a la mayoría de los venezolanos en el estado de neutralidad que reflejan en la actualidad las encuestas.
Lic. Gilberto Román
Economista
E-mail: groman@cantv.net
“Todos nuestros enemigos son mortales." Paúl Valery
Creer que la configuración del nuevo liderazgo para nuestra sociedad, se logrará con el sencillo hecho de cazar las fallas o deficiencias del gobierno y señalarlas a los cuatros vientos; es asumir una posición mecánica y desubicada, ya que la estrepitosa caída de la popularidad del presidente, no significa que esa masa descontenta se traslade automáticamente a favor de los críticos del gobierno.
La concreción de un plan político no puede medirse por sus victorias parciales o circunstanciales; indudablemente que la escasa votación que obtuvo el gobierno en las ultimas elecciones, representa una razón de moralización o entusiasmo para la población que considera que en el referéndum presidencial existió trampa; pero hay que saber diferenciar este hecho con el liderazgo que debemos construir; lo que implica una vinculación e identificación de los anhelos de los sectores populares, que comprenden el 83% de los venezolanos.
Recordemos que la debacle de Carlos Andrés Pérez y del bipartidismo, comenzó porque el 74% de la población y el 38% de las bases de AD y COPEI rechazaban su paquete de medidas económicas; hoy en día tenemos un gobierno que lleva 7 años en el poder, pero las medidas compensatorias (las becas de las misiones) no solventan el crecimiento de la pobreza, las cooperativas o proyectos endogenos no logran satisfacer la demanda de empleos, la corrupción es el pan nuestro de cada día y la delincuencia es la principal angustia de los ciudadanos.
Ante el cuadro descrito, la polarización (conflictividad política) y la posibilidad de un nuevo referéndum para la reforma de la constitución, significará nuevas distracciones para evitar el debate en torno a los problemas sociales (su principal debilidad). Esto implica no solo el activismo político de parte de los adversarios al gobierno, sino efectividad para lograr un reacomodo social, ya que los humildes vecinos que se desprenden del oficialismo, aspiran no solo escuchar criticas del régimen, sino soluciones a sus graves problemas, puesto que desde el conocido viernes negro (devaluación de un 74% de nuestra moneda el 18/02/1983) su perdida de calidad de vida ha sido constante.
Crear instancias de coordinación de dirigentes políticos no es la tarea prioritaria; hay que dotar al movimiento popular (entendiendo su heterogeneidad) de una plataforma de lucha que aborde sus reivindicaciones concretas y el problema social combinarlo con la lucha política. Hacer críticas al oficialismo sin presentar alternativas o soluciones a los problemas del pueblo, mantendría a la mayoría de los venezolanos en el estado de neutralidad que reflejan en la actualidad las encuestas.
Lic. Gilberto Román
Economista
E-mail: groman@cantv.net